Japón es un país fascinante. Y Tokio, su capital y megaciudad de los superlativos, resulta quizá más fascinante todavía. Karaokes y disfraces “manga” son más que habituales en Tokio, al igual que los centros del mundo internacional de los negocios. Y entre los barrios de tiendas más estrafalarios, la moda más estridente y Akihabara –el distrito electrónico y del anime– siempre hay oasis de tranquilidad, como el templo de Sensō-ji, en Asakusa, o las extensas zonas verdes del parque Ueno y las que rodean el Palacio Imperial.

Bienvenidos a Tokio
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